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Sindrome De Alienacion Parental

Existe también un tipo de abuso que bien podría llamarse “teórico”, y es aquel que remite a los perpetrados por quienes “prestan servicios” –por así decir- a los abogados defensores de los abusadores:
Síndrome de Alienación Parental (SAP). El supuesto síndrome de alienación parental, fue expuesto por primera vez por el psiquiatra norteamericano Richard Gardner, en un artículo intitulado “Tendencias recientes en el divorcio y la litigación por la custodia”. Al momento de la enunciación del síndrome, Gardner oficiaba como perito en la defensa de acusados de haber perpetrado abusos sexuales contra niñas/os. Su desempeño científico previo fue la especialización en “Técnicas de desprogramación” puesto que, como capitán y médico del ejército de los EEUU, asistió a soldados prisioneros durante la guerra de Corea del Norte.
Las premisas basales de Gardner y sus apoteóticos, son dos: 1- que existe una abrumadora cantidad de madres alienadoras o que se convierten en tales en los divorcios o juicios de tenencias, 2- la producción masiva de niñ@s “programados” que llegados a ese estado denigran al padre.
Esta teoría es aplicada dominantemente en los casos de abuso sexual infantil, para sostener que en realidad estos existen en una muy baja proporción, puesto que lo que en realidad abundan son las falsas denuncias. En este punto se apoyan en una derivación del argumento defensivo de los perpetradores de abuso sexual infantil, y desarrollan una ramificación de la teoría madre: “la co-construcción de memoria”. El sustento científico es tan endeble como los del SAP, a saber: las madres alienadoras, implantan en sus hijos memorias de hechos que no sucedieron (abusos sexuales), luego el niño se convence de la existencia de los hechos no vividos, las falsas memorias suelen ser reforzadas en los tratamientos asistenciales de niñ@s por parte de los terapeutas y/o analistas, y finalmente son diagnosticadas como abusos sexuales por peritos psicólogos inexpertos que no se han formado con las bondades del SAP. Así, desplazan al incesto como problemática princeps de la asimetría de saberes y poderes entre adulto y niñ@ por la epidemia de madres alienadoras y repentinamente alienadoras (una vez divorciadas). Tampoco explican cómo acontece la conversión de “mujer a madre alienadora” al cambiar el estado civil. No es menor la puerilidad con la cual se define al niñ@ alienado -sin contemplar en esta descripción la rusticidad discursiva del lavado de cerebro, la parentectomía-, sin otro sustento que su enunciación y sin considerar los efectos que en la constitución del psiquismo infantil y en la producción de la subjetividad tendría a dominancia, un maternaje alienante (psicosis, problemáticas narcisísticas graves, empobrecimiento psíquico generalizado por los contrainvestimientos).
Más allá que los axiomas del SAP sean burdos a partir de ellos se desarrolla una extensa e inteligente construcción que incluye hasta una terapéutica clínico-jurídica. Este constructo consiste en una desmentida ideológica de la realidad destinada, por un lado, a negar la problemática social de los incestos y los abusos sexuales infantiles, y por el otro, a cuestionar el cercamiento diagnóstico de los mismos. Si bien, la invención de Gardner no ha tenido reconocimiento científico alguno, se la ha incorporado en vastos sectores de la justicia como si se tratase de un texto sagrado, brindando respuestas sencillas a problemáticas complejas, sintónicas con el patriarcado como ideología dominante y tranquilizadora frente la posible crueldad de los seres humanos.
Los argumentos que esgrimen no podrían ser sostenidos en un congreso de psicología, pero en un juicio penal o ante la opinión pública, crean la sensación de un enfrentamiento científico o lo que es peor de la presunta sabiduría de los expertos en SAP ante la ignorancia o mala praxis de psicólogos clínicos. Quienes son partidarios del SAP organizan su praxis a partir de formulaciones menos publicitadas de Gardner, a saber: “en la actualidad el niño sexualmente abusado es generalmente considerado como la víctima, a pesar de que el niño puede iniciar encuentros sexuales seduciendo al adulto”.

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